jueves

Tacones rojos


No sé por qué empezó. De hecho, nadie lo recuerda ya. Simplemente comenzó, como comienzan a caer las hojas de los árboles, tras partir el tren del otoño de sus vidas. Y, de pronto, comprendí, en este mundo sucio y enajenado, la palpitación del ser bajo el liviano peso de la llave verde. Comprendí que no había nada que comprender. Y grité.
Corre, corre, Libertad...
Ven, deja que te pinte alas azules en la espalda. Abramos el cielo, cambiemos el tiempo, hasta despertar los besos olvidados, hasta abrir los párpados y encontrarme revolcada en el barro.
Pero, en verdad, nada de esto importa, pues mañana trotaré por el cielo como un caballo desbocado, mis párpados caerán bajo el peso de las piedras y arderé en indiferencia.
No sé, quizás porque mis pupilas tiemblan si abres la boca,
o si te huelo entre mis dedos.
Quizás necesite compartir mi aire.
O el ritmo de la conmoción.
...dub
...dub
Parpadéame.
...ñam
...gñah
AUDIO: Nach Scratch - Poesía Difusa

3 comentarios:

Ana Cadena dijo...

...dub

...dub

...nam

...gñah


Comprensión incomprendida...


...el hombre está condenado a ser libre...

Elliot Calixto dijo...

no te imagino oyendo Nach pero te imagino con un pie sobre la pared, como si lo hubiera visto antes...no recuerdo donde cuando, creo fue hace poco, hace como 1 clic..

un sorbo de brebaje alucinogeno.

Yo dijo...

Muchas veces necesitamos compartir nuestro aire y robarnos un poco del de alguien mas.
Lastimosamente no siempre se piensa igual y aveces se es muy restrictivo con el dioxido que botamos. a veces nadie quiere compartirlo con vos.