Sutil destello

Respirar.

No se trata de respirar en cuanto a oxígeno, respirar, es al igual que comer y beber, alimento de vida. Comprender la respiración es comprender el dar y recibir, ir y venir, abrir y cerrar, comprender los ciclos naturales de lo que nos rodea.

Todo lo que existe, vivo o inerte, tiene un ciclo, creacción y destrucción, y su posterior aprendizaje reflejado en ciclos venideros. La comprensión de un concepto conlleva a la búsqueda del opuesto, con tal de buscar el equilibrio momentáneo conectando el tiempo y el espacio. Sería un error creer que el equilibrio se encuentra en el centro, pues pasaríamos por alto situaciones, carácteres, circunstancias, experiencias pasadas y presentes que generan peso en la balanza. Ajeno o no al centro, el equilibrio personal es equilibrio.

Todo ser vivo es portador en esencia de una energía personal intransferible que le permite comunicarse con el exterior, así como crear y destruir lo de fuera dejando nuestra marca. Ser conscientes de que con cualquiera de nuestros actos modificamos el ambiente exterior generando incalculables cambios (también internos). Cabe pues imaginar el caos mundial con todo el mundo haciendo y deshaciendo sin pensárselo siquiera.

En teoría, Pacha mama y sus habitantes podríamos vivir en un equilibrio curioso y relajado, pero es cuestión de la prisa, la ansiedad que nos ahoga mascándonos los segundos, algo así como una prisa por acercar la muerte, malgastando así nuestro único regalo.
El mundo es un libro abierto, y no sabemos leer. Lo difícil no es correr las cortinas para escuchar, sino tener consciencia de ellas.

Para que cualquier ser vivo pueda desarrollarse una vez alcanzado el equilibrio, no puede haber ninguna presión física ni psicológica a sus deseos e intenciones. Ni si quiera una presión desde de dentro de algo que a uno le cosieron desde afuera. De la misma forma, tampoco es viable que el propio ser atore al resto, lo cual ya muestra un claro desequilibrio interior.

Ninguna energía es mejor que otra, pues todas hacen que la vida siga en equilibrio. La revolución no consiste en destruir a quien nos atora, sino en destruir lo que dentro y fuera ata. Educar es la llave del candado: si el mundo llora, dadle un payaso. Son los actos, el hacer del ser humano, lo que podríamos cambiar. Más que "cambiar" en el sentido de "hacer", casi más bien deberíamos "dejar de hacer", olvidarnos de nuestro rol mundial como adaptadores del medio a nuestros caprichosos deseos, y revolucionarnos relajadamente, respirar, crecer y ayudar a mantener con un sutil destello el euilibrio general, observar las situaciones, cómo fluyen y comprender cuándo el mundo se silencia para que uno hable, cómo dice para que escuchemos.

Observar la forma en que está todo relacionado, comprender nuestro interior y así comprender el interior de los demás, darse cuenta de que todos somos al mismo momento parte de un todo, reflejado en nuestros impulsos personales (que a su vez son colectivos) en distintos tiempos. Futuro, presente y pasado se entremezclan para comprender este eterno camino de energía expresado en vida.

Por qué ocurre es la cuestión.
..caminar, por aprender,
no por saber, sino por poder explicar..
Pregúntame,
quiero inventar un mundo mágico,
el escenario del todo puedo.
AUDIO: Regocijo en el Fango - Ovejas con rabo... largo.